Muchos de nosotros observamos las diferencias existentes entre hombres y mujeres a la hora de comunicarnos. Diversos estudios psicológicos y científicos documentan las preferencias de ambos géneros a la hora de comunicarse. Según escribe Louann Brizendine en su libro “El cerebro femenino”, las diferencias neurobiológicas en los cerebros de hombres y mujeres contribuyen a establecer diferencias significativas en el comportamiento y percepción que ambos muestran, así:
“…En los centros del cerebro para el lenguaje y la audición, por ejemplo, las mujeres tienen un 11 por ciento más de neuronas que los hombres. El centro principal de la formación de las emociones y la memoria, el hipocampo, también es más grande en el cerebro femenino, al igual que los circuitos cerebrales para el lenguaje y la observación de las emociones en los demás… El cerebro femenino tiene tremendas aptitudes únicas: una agilidad verbal sobresaliente, la capacidad de conectarse profundamente, una capacidad casi psíquica para leer las caras y el tono de voz de las emociones y estados de ánimo, y la capacidad de desactivar el conflicto. Todo esto está integrado en el cerebro de las mujeres. Estos son los talentos con los que nacen las mujeres que muchos hombres, francamente, no tienen. Los hombres nacen con otros talentos, moldeados por su propia realidad hormonal…”
Louann Brizendine, “El cerebro femenino”.
En el campo de la comunicación, y parafraseando las palabras de Birzedine, marcamos entre paréntesis la relación neurobiológica de las aptitudes y su correlación con la comunicación eficaz: El cerebro femenino tiene tremendas aptitudes únicas: una agilidad verbal sobresaliente (comunicación verbal), la capacidad de conectarse profundamente (empatía), una capacidad casi psíquica para leer las caras y el tono de voz de las emociones y estados de ánimo (comunicación no verbal), y la capacidad de desactivar el conflicto (inteligencia emocional y asertividad).
Sin embargo, estas implicaciones en el ámbito profesional suelen manifestarse como auténticos retos en las mujeres para comunicarse efectivamente y, cuando es necesario, con autoridad y comandancia. Particularmente cuando hay otras variables en juego como preservar la relación, asegurar igualdad y conexión, evitar el conflicto, mantener un ideal del yo, etc.
Para iniciar el cambio, elevemos el discurso de los silos comunicativos entre hombres y mujeres y abrámoslo al diálogo sobre las diferencias comunicacionales existentes. Esto permite reconocer los patrones comunicativos de cada una, extraer sus fortalezas y utilizarlos según el propósito de la interacción, ayudando mejorar las interacciones con otros, tanto en el ámbito profesional como personal.
Retos en la comunicación de la mujer profesional
Reclamar el mérito. Algunas mujeres les cuesta alzar su voz y reclamar el mérito profesional a la espera de que sea reconocido. Esta creencia en que si las mujeres reclaman el mérito por un trabajo o negocian una subida profesional/salarial se las categoriza de agresivas y está mal visto (comandancia), tiene su origen en prevenir un conflicto así como en mantener un ideal del yo profesional. Por otro lado, aquellas mujeres que reclaman su espacio, ser reconocidas por sus logros y negocian, muestran mayor satisfacción, autoconfianza y autopercepción.
Tomarse las cosas personalmente. De nuevo, existen mujeres que experimentan una emocionalidad profunda en determinadas situaciones laborales, traspasándolo al plano personal (no valgo, ha rechazado mi proyecto y me he sentido agredida con sus preguntas…). Aquí se hace necesario que profundicemos en qué está ocurriendo a nuestro alrededor y examinemos la situación de manera neutral, basada en hechos y no en interpretaciones. Una comunicación mejorada y un elevado entendimiento de los diferentes estilos comunicativos ayudará a gestionar la confrontación, aliviar el estrés y la ansiedad, construir relaciones más fuertes. Nos capacita hacia una autoeficacia y autoestima mejorada.
Retar al poder. Las mujeres se han enfrentado a situaciones hostiles en los puestos de trabajo. No se las ha considerado para cargos de responsabilidad porque se piensa que el estilo más masculino encaja mejor (repor talk vs rapport talk). Sin embargo, se ha de tener la capacidad de retar al poder establecido y enseñar ideas innovadoras, iniciativas u objetivos profesionales preguntándose ¿Cómo puedo retar al poder de tal manera que pueda ser oída, entendida y valorada por mi aporte?
Conseguir sponsors que te ayuden a crecer. Algunas investigaciones apuntan a que los hombres tienen más capacidad para tener sponsors dentro de la organización que les ayude a ascender en ella. Las mujeres tienen desarrollado el área cerebral para establecer relaciones significativas y resulta paradójico como obtienen menos sponsors que los hombres. Identificar qué tipo de sponsor buscamos y establecer una estrategia para lograrlo nos ofrece metacompetencias como el autoconocimiento y autonomía.
Presencia Ejecutiva. No es necesario ser un CEO para implementar este estilo de comunicación. La presencia ejecutiva implica mostrar confianza, comunicarse de manera clara y eficiente y leer a una audiencia o situación de manera efectiva. La presencia ejecutiva incluye eliminar comportamientos como cuestionarnos a nosotros mismos mientras hablamos, reírnos nerviosamente cuando hablamos, disculparnos demasiado, contar historias en exceso y ser extremadamente deferentes. En cambio, la presencia ejecutiva implica escuchar, hablar de manera eficiente para avanzar en la conversación, hablar con firmeza y pararse/sentarse con la cabeza alta. Desarrollaríamos la autorrealización.
Convertir la diferencia en ventaja. Al hablar, las mujeres suelen utilizar una gama más amplia de tonos y variaciones tonales en comparación con los hombres, incorporando cinco tonos en su voz, en comparación con los tres tonos que expresan los hombres. Esta mayor variación puede ser la base del estereotipo de que las mujeres tienden a ser unas oradoras más emocionales que los hombres y creer, además, que esto es negativo. Las señales no verbales también contribuyen de manera importante a la comunicación como es el caso de utilizar el espacio a la hora de expresarnos, que tanto difiere en hombres y mujeres. Aceptar estas diferencias, adaptarlas al mensaje y utilizarlas sabiamente en las interacciones nos posicionará para un liderazgo efectivo.
Poder diferenciar entre procesos neurobiológicos de lo que son comportamientos adquiridos, capacita a la mujer profesional a poder expresarse y ejercer su liderazgo atendiendo a su propio estilo comunicativo. Será capaz de adaptarse a la situación y comunicarse según requiera esta, liderando y comandando la situación a la vez que establece/mantiene relaciones significativas.
Puesto que el mentoring es la metodología destinada al desarrollo personal a través del aprendizaje y el cambio y la competencia en comunicación requiere de conocimientos habilidades y actitudes, los programas de Mentoring en comunicación para mujeres se presentan como la vía más rápida para superar estos retos comunicativos.